lunes, 24 de noviembre de 2008

3. Síntomas de la actividad.


Igualmente son síntomas que nos obligan a los clínicos a tenerlos presentes ante la eventualidad de una posible depresión y su relación con el fracaso escolar o bajo rendimiento.
Hiperactividad y trastornos de conducta o disruptivos: Como hemos descrito en otros trabajos, la hiperactividad es un síntoma que puede darse en una amplia variedad de problemas psicopatológicos. Las modas son peligrosas para el clínico, porque nos induce a precipitarnos en interpretación de los síntomas pudiendo cometer errores de consecuencias importantes. Cuanto más joven es el paciente mayor probabilidad hay de que se presente este síntoma en un trastorno depresivo. De forma contraria, en la pubertad/adolescencia son los problemas de conducta y disruptivos los más frecuentes.
Astenia, fatigabilidad: Se puede presentar con una frecuencia similar a los síntomas anteriores. A veces los adultos son proclives a “confundirlos” con la falta de motivación o, simplemente, que son vagos/as.
Rechazo a los juegos colectivos: Mas frecuente, cuanto menor es el niño/a. Cuando los clínicos indagamos sobre el por qué, no es raro que se nos diga que son rechazados o, simplemente, que no se encuentran a gusto, que no les apetece.
Inercia espontánea: Se podría definir como una especia de “automatismo” en el desenvolvimiento diario. La conducta, como las emociones pierden flexibilidad.
Ejecución enlentecida de las tareas: La bradipsiquia que describíamos anteriormente, a nivel motor, se traduce en un enlentecimiento general.

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